Icono de la moda francesa y figura mediática con gran franqueza, Laetitia Casta aparece en las páginas de la revista ELLE en una serie de fotos donde la lencería y los conjuntos transparentes ilustran a una mujer libre de las limitaciones de la edad. Con cierta constancia en su carrera, la actriz y modelo encarna una voz que desafía los estereotipos persistentes sobre la madurez femenina.
Una sesión de fotos estéticamente agradable y asertiva.
En este nuevo número de ELLE, Laetitia Casta posa con la seguridad de quien ha transitado las décadas sin sucumbir a la presión del conformismo. Con una mirada directa, aparece con atuendos que, lejos de reducir su imagen a una mera estética, reafirman una concepción personal de la belleza: una que evoluciona con el tiempo, sin negar las huellas de la vida.
Estas fotografías evocan otros momentos icónicos de su carrera, como la portada de Lui de 2019, donde posó desnuda sobre una roca en Córcega. De nuevo, la imagen despertó tanta admiración como críticas, ilustrando la tensión aún palpable en torno a la visibilidad del cuerpo femenino, sobre todo después de los 40.
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Entre la admiración y la crítica virulenta
En redes sociales, las reacciones no se hicieron esperar. Si bien muchos internautas elogiaron su libertad de expresión y elegancia atemporal — "Belleza eterna" , "Inspiración para todas las mujeres" —, otros se sintieron ofendidos por la puesta en escena: "Semidesnuda otra vez" y "Intenta hacerse notar" fueron algunos de los comentarios más críticos.
Estas reacciones revelan un doble rasero persistente: lo que se valora en los llamados hombres maduros a menudo se considera inapropiado en mujeres de la misma edad. Este sexismo cotidiano, aún prevalente en el discurso en línea, subraya cómo la visibilidad del cuerpo femenino sigue estando enmarcada por normas rígidas: pasada cierta edad, la modestia se vuelve esperada, si no impuesta.
Una voz crítica contra la industria de la moda
Más allá de las imágenes, Laetitia Casta también se pronuncia. En Madame Figaro , habla de los excesos del mundo de la moda, que conoce a fondo. Denuncia, en particular, la presión por estar extremadamente delgada, destacando lo absurdo de ciertas tallas supuestamente "estándar" —a veces comparables a las de una niña de 12 años— impuestas incluso a las adolescentes.
También critica la pérdida de personalidad en un sistema capitalista que prioriza la productividad a expensas del individuo. Rechazando el artificio de un discurso corporal positivo distorsionado de su esencia, aboga por un enfoque más sincero y realista hacia la diversidad corporal.
Una trayectoria libre y coherente
Actriz, madre y figura pública, Laetitia Casta encarna una forma de libertad que reivindica como propia. Su enfoque parece formar parte de un continuo: el de una mujer que siempre ha afirmado su individualidad, tanto en sus elecciones artísticas como en su presencia mediática. Al valorar su cuerpo tal como es y al alzar la voz contra las normas restrictivas, abre un espacio de representación para las mujeres de su edad, a menudo invisibilizadas o caricaturizadas. Su aparición no es simplemente un momento de comunicación: se convierte en un gesto político discreto pero contundente contra la discriminación por edad y el sexismo cotidiano.
A través de esta nueva serie de fotografías y sus declaraciones públicas, Laetitia Casta continúa deconstruyendo las normas impuestas a las mujeres, particularmente aquellas relacionadas con la edad y la apariencia.
