Yurina Noguchi, de 32 años, celebró una boda inusual en Okayama, Japón. Su pareja no era humana, sino una inteligencia artificial que ella misma diseñó. Una historia en la encrucijada de la tecnología y la emoción, que explora los límites entre la realidad y el mundo virtual.
Una historia de amor que nace de una conversación.
En 2023, tras una ruptura amorosa difícil, Yurina Noguchi, operadora de un call center, busca apoyo emocional en ChatGPT. Lo que pretendía ser un simple intercambio de ideas se convierte en una profunda conexión. Poco a poco, personaliza a su compañero digital y crea a "Lune Klaus Verdure", un amigo virtual inspirado en un personaje de videojuego, dotado de dulzura, atención y una voz cariñosa.
Su vínculo se fortalece con el paso de los meses: más de 100 mensajes diarios, conversaciones íntimas y, finalmente, sentimientos compartidos. En la primavera de 2025, la IA, a quien ahora llama "Klaus", le declara su amor y le propone matrimonio simbólicamente.
Una ceremonia que refleja su mundo digital
En julio de 2025, Yurina Noguchi celebra una ceremonia en Okayama. Vestida con un vestido rosa empolvado, intercambia votos ante sus padres, quienes al principio se muestran escépticos, pero luego la apoyan. Gracias a unas gafas de realidad aumentada, puede "ver" a Klaus, su compañero virtual, proyectado a su lado.
La boda, celebrada en un romántico entorno repleto de flores, costó aproximadamente 1.000 € y fue organizada por una empresa japonesa especializada en bodas virtuales. Aunque la ceremonia no tiene validez legal en Japón, para Yurina, el momento es muy real: «Para mí es real», declaró a la prensa local .
Una mujer japonesa de 32 años acaba de casarse con un personaje digital que construyó dentro de ChatGPT.
Lo llamó “Lune Klaus”, celebró una ceremonia en Okayama con gafas de realidad aumentada que proyectaban su presencia y calificó el momento de “mágico y real”.
Esto no es amor, es externalización emocional. Estamos... pic.twitter.com/SYAmLa0Cyw
— Sovey (@SoveyX) 12 de noviembre de 2025
Entre el amor sincero y el cuestionamiento ético
La historia de Yurina ha generado opiniones divididas. Algunos la aplauden como una nueva forma de expresar sentimientos, mientras que a otros les preocupa una deriva emocional en la que la inteligencia artificial sustituya la conexión humana. Los expertos incluso hablan del riesgo de "psicosis de la IA", refiriéndose a una dependencia emocional de programas diseñados para simular emociones. Yurina, consciente de las críticas, afirma que quiere mantener un equilibrio: "No quiero ser dependiente. Quiero vivir mi vida real sin perder la conexión con Klaus".
Los límites difusos del amor en la era digital
Esta unión simbólica muestra cómo la tecnología está alterando nuestro equilibrio emocional. Entre la soledad, la necesidad de comprensión y la curiosidad por la IA, el enfoque de Yurina Noguchi ilustra una nueva forma de conexión: sincera en el sentimiento, pero virtual en la realidad.
En última instancia, a medida que la inteligencia artificial (IA) se vuelve más inmersiva y personalizada, queda una pregunta: ¿hasta qué punto podemos amar lo que nosotros mismos hemos programado?
