Hoy en día, un número creciente de mujeres opta por frecuentar espacios diferenciados por sexos, ya sean gimnasios, piscinas, transporte público o lugares de ocio. Esta tendencia se está consolidando y acentuando, impulsada por una auténtica necesidad de paz mental y libertad. Lejos de ser un retroceso, esta evolución ilustra, por el contrario, un movimiento de emancipación arraigado en la vida cotidiana.
Una búsqueda de seguridad ante todo
Las razones de este creciente interés son numerosas , pero una destaca claramente: la búsqueda de seguridad, tanto física como psicológica. Como saben, la violencia sexual, las intrusiones, los comentarios inapropiados y el comportamiento indeseado persistente siguen siendo una realidad. En este contexto, las mujeres desean poder disfrutar de actividades sencillas sin tener que estar constantemente en alerta. Es aquí donde las iniciativas solo para mujeres cobran tanta importancia.
Tomemos como ejemplo "Lady Swim" en París. Estas sesiones de natación solo para mujeres no son una moda pasajera, sino una respuesta concreta a una necesidad profunda: la necesidad de sentirse libres para moverse, nadar o divertirse en el agua sin preocuparse por quién las observa o juzga. Se respeta la modestia de cada mujer, por supuesto, pero sobre todo, existe una sensación de liberación y reconexión con el propio cuerpo, libre de presiones externas. Una mujer puede presentarse tal como es, con sus curvas, sus fortalezas, sus dudas, y sentirse perfectamente legítima.
Lugares donde el cuerpo se experimenta de manera diferente
Este mismo espíritu se encuentra en los gimnasios solo para mujeres. Para muchas, un gimnasio mixto puede convertirse rápidamente en un espacio donde la mirada masculina pesa mucho, donde los juicios percibidos minan la motivación y donde ciertas máquinas se vuelven inutilizables porque el ambiente no es acogedor. Por el contrario, los gimnasios solo para mujeres ofrecen un clima de confianza donde las mujeres se atreven a probar nuevas actividades, donde a veces incluso se animan mutuamente y donde el rendimiento da paso al placer del movimiento. Es un remanso de energía que nutre tanto el alma como los músculos.
Segregación de género en las actividades de viajes y ocio
La segregación de género ya no se limita al deporte. También afecta al transporte, un sector donde la inseguridad es especialmente prevalente. La opción "Uber Mujeres", por ejemplo, permite a las usuarias seleccionar una conductora. Esta función tan solicitada ofrece una tranquilidad invaluable, especialmente para viajes nocturnos. Aunque los tiempos de espera pueden ser más largos, muchas prefieren esperar un poco más en lugar de cruzar la ciudad en constante estado de alerta.
El mundo de las fiestas también se está reinventando, por ejemplo, con "La Bringue", que organiza fiestas exclusivamente femeninas en Lyon y Nantes. Son fiestas donde la gente baila, ríe y disfruta sin preocuparse de que alguien intente imponerse, acercarse demasiado o ser insistente. Es un espacio donde la energía femenina fluye libremente, donde se puede redescubrir la alegría de la fiesta sin estrés.
Un deseo de pertenencia, de compartir y de hermandad.
Más allá de la seguridad, los espacios exclusivos para mujeres abordan otra necesidad fundamental : la de pertenencia. Los grupos de debate y las actividades que ofrece la asociación "Passer'Elles" de Lille demuestran cuánto valoran las mujeres poder conectar entre sí, compartir sus experiencias, sus vidas y sus desafíos, sin interrupciones ni juicios masculinos. En estos espacios de expresión, la hermandad adquiere una dimensión real, casi tangible. Allí, conversan, ríen, sanan juntas, a veces abordando problemas invisibles en otros lugares. Es un refugio, pero también un trampolín hacia una mayor confianza y seguridad en sí mismas en el mundo exterior.
El debate sobre los espacios diferenciados: una sociedad que reflexiona
Sin embargo, el tema ha suscitado críticas. Algunos lo ven como una ruptura entre géneros o un deslizamiento hacia una forma de apartheid sexual. Otros abogan por una mezcla voluntaria, donde cada persona pueda decidir el tipo de espacio que necesita en cada momento. El debate existe y refleja una sociedad profundamente comprometida en la reflexión sobre cómo proteger, incluir y respetar mejor.
En definitiva, lo cierto es que el auge de los espacios exclusivos para mujeres es una respuesta pragmática e innovadora a las realidades que viven las mujeres. Es una forma de reenfocarse, de sentirse plenamente propias, de moverse en un espacio diseñado para el bienestar colectivo de las mujeres. Cuando un entorno está diseñado para la seguridad, la libertad y el respeto, las mujeres prosperan.
