Es suave, se derrite en la boca, delicadamente dulce... y, sin embargo, podría haber quedado como un simple recuerdo de infancia, transmitido en la cocina de una familia de Europa del Este. Pero eso sin contar con un encuentro inesperado con Brigitte Bardot, quien falleció el 28 de diciembre de 2025 en el corazón de Saint-Tropez. Un repaso a la deliciosa historia de un postre que se convirtió en un clásico de culto.
Un rodaje, una actriz y un descubrimiento
Mediados de los años 50. El sol calienta las calles de Saint-Tropez, y el pequeño balneario experimenta sus primeros momentos de fama. Brigitte Bardot, aún relativamente desconocida por aquel entonces, rodaba " Y Dios creó a la mujer ", la película que cambiaría su vida y la del pueblo para siempre.
Entre toma y toma, la joven actriz deambula curiosa y empuja la puerta de una pastelería regentada por un tal Alexandre Micka, un polaco recién instalado en el sur. Ofrece un brioche generosamente relleno de una ligera crema de vainilla , inspirado en la receta de su abuela.
Amor a primera vista con un gusto por lo dulce
Brigitte Bardot la prueba. Le encanta. Habla de ella. Y este dulce capricho tendrá un nombre: la Tarta de Saint-Tropez. O más precisamente: la Tarta Tropézienne . Un guiño a la ciudad que la acogió... y al rodaje que la catapultaría a la fama.
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Gracias a ella, el postre emergió del olvido, cautivando al equipo de filmación, a los curiosos y luego a los turistas. Alexandre Micka registró la marca en 1955. Su éxito fue meteórico. La Tarte Tropézienne se convirtió en un clásico del sur de Francia, la Riviera Francesa y, posteriormente, de la gastronomía francesa.
Un postre que se ha convertido en un símbolo
Incluso hoy, este brioche relleno de crema evoca al instante el glamour de los años 60, los veranos en Saint-Tropez y la elegancia despreocupada de tiempos pasados. Nunca ha abandonado las vitrinas de las pastelerías del sur de Francia y sigue inspirando numerosas variaciones.
Pero lo que a menudo se olvida es que sin el talento y el buen gusto de Brigitte Bardot, esta receta familiar podría haber permanecido en secreto. Un bocado bastó para convertirla en leyenda.
