Con síndrome de Down y trabajando como concejala, difunde felicidad en su ciudad.

Activa en la política de Arras desde 2020, Éléonore Laloux demuestra que "imposible" no es una palabra francesa. Esta treintañera desmiente, sin ayuda de nadie, todos los mitos sobre el síndrome de Down. Lleva la banda tricolor sobre sus hombros, pero también los colores del cambio. Con este "cromosoma de alegría", aporta un soplo de aire fresco a su ayuntamiento y trabaja por la inclusión, el apoyo mutuo y la amabilidad.

Un viaje que inspira admiración

La vida no siempre ha sido benévola con Eleonore Laloux, pero desde su primer aliento, la vivaz joven demostró su espíritu de lucha. Aquejada de una cardiopatía, sus primeros meses de vida no fueron nada tranquilos. A una edad en la que otros bebés arrullan alegremente y hacen chillar a las jirafas, se sometió a una delicada cirugía a corazón abierto. Los médicos fueron bastante alarmistas y le predijeron una vida corta. Sin embargo, hoy, Eleonore es una figura inspiradora, por no decir una celebridad local.

Incluso a los cuatro años, su rostro aparecía prominentemente en vallas publicitarias por toda la ciudad de Arras, junto con las felicitaciones de Año Nuevo. Parecía destinada a una brillante carrera política. Tras asistir a la escuela regular y terminar el bachillerato, consiguió un puesto fijo en el departamento de facturación del hospital de Arras. A pesar de las miradas burlonas y las constantes dudas sobre sí misma, forjó su propio camino con una positividad innata y un optimismo contagioso. Para ella, la discapacidad es, ante todo, un estado mental.

Además, prefirió adoptar una etiqueta diferente, más concreta y menos estigmatizante al unirse a la lista del alcalde Frédéric Letruque en 2020. Un logro culminante para Eléonore, quien lleva la banda, además de su diferencia. Pero sobre todo, es la continuación lógica de una batalla librada por sus padres. En 2010, crearon el colectivo "Les Amis d'Éléonore" (Amigos de Eléonore) para defender los derechos y las voces de las personas con síndrome de Down . Esto explica el temperamento rebelde y la elocuencia de esta treintañera, acostumbrada a debatir este tema que la preocupa más que a la mayoría.

Una mujer que encarna el cambio

Elegida como concejala municipal a cargo de la transición inclusiva y el bienestar, está lejos de ser una simple figura decorativa. Lejos de ser una simple presencia alegre, es una fuerza impulsora que implementa ideas que deberían ser la norma. Si bien muchos han perdido la fe en los políticos, Éléonore está restaurando esa fe con acciones significativas. Y desde que asumió este cargo, la ciudad de Arras se ha convertido en un lugar más accesible y acogedor.

Éléonore es la impulsora de los semáforos con temporizadores de cuenta regresiva, que ofrecen orientación adicional a las personas con discapacidad. Con esto en mente, también duplicó 40 señales de tráfico, elevándolas a una altura de 1,20 metros para que personas como ella puedan orientarse mejor en espacios públicos. También creó un evento nuevo, divertido y unificador llamado Incluthon para unir a personas sin discapacidad y personas con discapacidad. Sin promesas vacías ni palabras vacías; Éléonore trabaja incansablemente para transformar estos espacios compartidos, asegurándose de que nadie se quede atrás.

Una mentalidad positiva que se puede sentir en la ciudad.

A diferencia de otros políticos que buscan mejorar su imagen y aumentar su popularidad, Éléonore es benévola por naturaleza. No tiene segundas intenciones, solo buena voluntad. Mientras que los habitantes del pueblo la ven como una heroína, la joven se considera una ciudadana común. Lo reitera en su autobiografía, «Triso et alors!» (¡Y qué si tengo síndrome de Down!), un libro con un título revelador que dice mucho sobre su mentalidad.

Además de su bufanda y la capa que le prestan algunas personas, Éléonore también recibió la Medalla de Caballero de la Orden Nacional del Mérito. Esta distinción reconoce su perseverancia, determinación y compromiso con una sociedad más equitativa. Unos años más tarde, posó junto a la primera muñeca Barbie con síndrome de Down, de la que es embajadora.

Su trayectoria es inspiradora, conmovedora y vuelve a poner la humanidad en el centro de sus prioridades. Eléonore da rostro, voz y nueva energía a esta lucha, y ayuda a cambiar las perspectivas con su sonrisa contagiosa. Si el altruismo tuviera rostro, sería Eléonore, nuestra Marianne moderna.

Émilie Laurent
Émilie Laurent
Como experta en palabras, manejo recursos estilísticos y perfecciono el arte de los remates feministas a diario. En mis artículos, mi estilo ligeramente romántico te ofrece sorpresas realmente cautivadoras. Disfruto desentrañando temas complejos, como un Sherlock Holmes moderno. Minorías de género, igualdad, diversidad corporal… Periodista al límite, me sumerjo de lleno en temas que generan debate. Adicta al trabajo, mi teclado a menudo se pone a prueba.

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