Peludos como los de verdad, adorables e increíblemente reconfortantes, los robots mascota se están abriendo paso, poco a poco, en los hogares. Estas pequeñas criaturas, con baterías en lugar de corazón e inteligencia artificial oculta bajo su pelaje, no están pensadas para niños. Aunque parezcan juguetes infantiles, reciben un cariño desbordante de adultos solitarios. Muy populares en China, pronto podrían extender su influencia más allá de sus fronteras.
Animales robot: cuando la ciencia ficción se convierte en realidad
Olvídate de los perros de juguete articulados e inacabados de los catálogos y de los gatos teledirigidos que ronronean a la orden. En la era de las nuevas tecnologías , los drones y los coches autónomos , las mascotas robóticas han evolucionado enormemente. Son más sofisticadas que nunca. Ya no son los mismos peluches de siempre que sueltan un hueso al oír un silbido y mueven la cola al pulsar un botón.
En diciembre pasado, Casio, la marca de relojes conocida por sus piezas de alta precisión, lanzó una versión más avanzada de su mascota robótica. Presentaron a Moflin, una cobaya mecánica con inteligencia artificial prácticamente indistinguible de una real. Con su pelaje sedoso, su adorable rostro y sus gestos convincentes, Moflin se ha ganado un lugar en muchos hogares. Menos exigentes que una mascota de verdad, pero igual de entrañables, los animales robóticos como este llenan un vacío que, en cierto modo, resulta enfermizo.
Estas mascotas robóticas, alternativas a los Tamagotchis de antaño, no están pensadas para jóvenes aburridos. Están dirigidas a personas solitarias que buscan desesperadamente compañía. Se acurrucan en las manos arrugadas de los ancianos y en los sofás cama de los estudiantes. Según la consultora IMARC Group, el mercado de los "robots sociales" tiene un futuro prometedor y podría multiplicarse por siete para 2033.
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Bolas de pelo sintético que son buenas para la moral
Estos "animales robóticos", que parecen sacados de un episodio de "Black Mirror", quizá no estén vivos, pero dan la impresión de ser escuchados, cuidados y comprendidos. A medio camino entre un peluche reconfortante y una mascota, estos robots de cuatro patas que interactúan con sus dueños son un bálsamo contra la tristeza.
Las "mascotas robóticas" no solo sirven para decorar la casa y calentar tu regazo mientras ves una película. Tienen ambiciones mucho mayores. Estos dispositivos con efectos terapéuticos incorporan inteligencia artificial en sus cuerpos peludos. En la práctica, esto significa robots que interpretan la voz de su dueño y reaccionan de forma diferente según el estado de ánimo que perciben. La adorable criatura se mueve alegremente cuando recibe cariño y gruñe cuando se siente ignorada. Requiere un poco más de cuidados que un osito de peluche o los perros de Nintendogs.
Los "animales robóticos" incluso han llegado a residencias de ancianos para entretener a los mayores y ofrecerles una muestra de afecto. Según un estudio dirigido por la Dra. Charlotte Yeh, tras varias semanas de pasar tiempo con ellos y recibir mimos, su ansiedad disminuyó e incluso pudieron prescindir de analgésicos. Esto resulta muy prometedor para las personas que anhelan el contacto humano.
Más que simples peluches, brindan apoyo emocional.
En Japón, un país con un Ministerio de la Soledad , y en China, donde la gente se rodea de mascotas de piedra por falta de compañía humana, los animales robóticos no se consideran una "afición extraña". De hecho, son todo menos un mercado nicho. Los animales robóticos forman parte de la vida cotidiana. Asoman de los bolsos, actúan en los parques y siguen a sus dueños a todas partes.
Satisfacen una necesidad urgente de afecto y combaten una soledad que se ha vuelto sintomática. Además, ofrecen los mismos beneficios que un animal con un hocico húmedo y oídos atentos. Menos estrés, mejor estado de ánimo… son remedios al alcance de la mano, paliativos en una sociedad egocéntrica. Y al menos previenen adopciones impulsivas e irreflexivas. Los animales con emociones ya no son víctimas colaterales de la soledad endémica.
Adoptar una mascota robótica es también un acto responsable para evitar el trágico escenario del abandono, que se repite cada año. Estás velando por tu propio bienestar mental sin caer en el maltrato animal. Esto demuestra que la IA puede tener aspectos positivos, siempre y cuando no caiga en malas manos.
